lunes, 4 de junio de 2012

Los niños de nuestra calle



De Izq.a Der. Ezequiel, Stephany, Sofía, María, Andrea y Franco


Desde hace más o menos dos años empecé a hacer contacto con los niños vecinos de la Calle Codazzi, donde está ubicada Amaranta la casa de los colibríes. Poco a poco fui animándolos para que participaran en algunas actividades. Sofía (9) y Stephany (5) fueron las primeras en comenzar. Con ellas se elaboraron los primeros jardines, luego Daniel (11) y sus papás se entusiasmaron. Beatriz se encargó de hacer los rótulos con sus nombres. Luego las abuelas Conchita y Consuelo se animaron a cuidar y preparar los jardines de sus pequeños nietos. Daniel tuvo la fortuna de tener su primer sobrino y se le ocurrió algo hermoso: regalarle su jardìn al pequeño José Angel. Daniel es quien cuida del jardín.

Hace cinco meses tuve una linda visita: Ezequiel (7) y María (7). Ellos espontáneamente me comunicaron su deseo de trabajar conmigo. ¡Que maravilla la espontaneidad de los niños!. Fue así que planifiqué actividades con ellos dos días por semana en las tardes. La idea es que después que terminen sus tareas de la escuela se reunan aquí para realizar diversas actividades. Luego se sumó Andrea (5) y también Franco (14), el hermano mayor de Ezequiel, quien manifestó sus ganas de participar, con lo que ha pasado a ser el mayor del grupo.

De esa forma, ya conformado un grupo de seis niños nos reunimos dos tardes a la semana de 4:00 a 6:30. Hacemos salidas a la calle y al bosque, allí  aprenden a reconocer los árboles de la zona, las aves y sus cantos, algunos mamíferos e  insectos.  Una de las actividades es hacer silencio para oir el sonido del agua, el canto de las aves, el croar de las ranas y el rumor de los insectos. Juntos estamos aprendiendo a escuchar a la naturaleza. Hace poco hicimos un paseo a la quebrada al caer la tarde, allí, apenas el sol se ocultó disfrutamos del espectáculo de las luciernagas y cocuyos, que con sus luces amarillas y azules alumbraron la noche y nuestro camino de regreso a la casa. Esta experiencia fue marravillosa, no fue necesario recordarles que hicieran silencio, pues el espectáculo de luces saliendo de los humedales de la quebrada los dejó sin habla.

Otra actividad que realizamos frecuentemente es recoger la basura de la calle. esto a servido para que los adultos entiendan la necesidad de mantener los espacios limpios y evitar que los desperdicios lleguen a las corrientes de agua. De esta forma los niños se sienten con la autoridad de llamarle a atención a cualquier persona que atente contra la naturaleza.

En el observatorio han hecho un trabajo para identificar las especies de colibríes presentes. Con cuidado observan el colibrí a identificar y luego con la ayuda de libros los dibujan, les colocan el nombre de la especie en español y en inglés y así, poco a poco, están logrando identificarlos.

La idea de integrar a los niños en estas actividades es lograr que ellos aprendan a cuidar y a respetar a la naturaleza. A entender que el ser humano es parte de un gran ecosistema, y que para vivir plenos en este planeta debemos cuidarlo.

Cecilia Martínez

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