Cotara Caracolera. Fotografía. Javier Mesa |
Desde mi
niñez, la cual transcurrió en gran parte al norte del Estado Anzoátegui, en un hermoso paraje llamado Huapango, donde nací.
A las afueras de Guanape, un pequeño pueblo ubicado en el lado sur de la cordillera de la Costa, siempre oía las predicciones del tiempo de la boca de los mayores de la zona. Esas personas, que
muchas no sabían leer, mantenían un contacto con la naturaleza los hacía sabios y como sabios los veíamos.
Cómo entender cuando Germán Tarache o Francisquita Hernández decían “hoy va a llover”. El
cielo clarito, pero en la tarde o en
la noche caía un tremendo palo de agua. O cuando el primo Juan o nuestra querida
Lastenia, hablaban de las Cabañuelas,
que se cumplían como ellos decían. Lastenia, gracias a Dios, aún vive y
todavía disfrutamos de sus maravillosas enseñanzas.
El contacto
con la naturaleza y el saber escucharla,
nos permite entender los mensajes que ella nos envía. Por eso siempre le digo a
mis muchachitos ecológicos: Hay que hacer
silencio, para escuchar y observar.
Los caminos
de los Bachacos
Cuando vemos en los jardines o cerca de las casas filas de
bachacos cargando sus huevos, es porque han emprendido una mudanza, posiblemente sus
madrigueras están ubicadas en zonas inundables o de riesgo. Esta es una señal, podemos estar seguro de que
lloverá.
He
presenciado invasiones de grandes bachacos que entran a la casa o al jardín, lo que para nosotros es una limpieza, es para ellos una cacería en masa. Tras su paso salen
cantidad de insectos; mariposas, grillos y saltamontes, hormigas. La actividad es muy grande y en ese momento aparecen,
como si les hubieran enviado un mensaje, los pájaros Bachaqueros (Eucometis Penicillata) y muchos Atrapamoscas. Invitados al festín, aprovechan el alboroto y se van incorporando en la cadena alimenticia.
El canto deseoso de la Cotara
La cotara
caracolera (Aramides Cajanea) es una hermosa ave terrestre, del tamaño de una
guacharaca, de ojos rojos y patas largas, su plumaje es entre gris,
marrón y rojizo. Viven en las orillas de
las quebradas, en pequeños grupos. Son aves muy rápidas. Aquí en la casa se dejan ver, en ocasiones, cerca de los
comederos de las otras aves.
Su canto es
realmente maravilloso. Entre variados tonos, melodías, armonías y ritmos, su canto es una especie de llamado al cielo. A veces las imagino con sus picos hacia arriba en una actitud anhelante, como quien espera un beso. Ellas cantan en
grupos separados, los contrapuntos entre unos y otros le dan aún más profundidad a su llamado. Se las oye al final
de la tarde o en las madrugadas. Puede
haber un cielo clarito, pero cuando las cotaras cantan, es lluvia segura. El tiempo de su canto determina cuan larga será la lluvia.
Yo me siento verdaderamente orgullosa de tener mi propia estación meteorológica. La Cotara
Caracolera.
Cecilia Martínez
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