Fotografía. B.Malavé |
Hace una semana se
nos fue para siempre nuestra querida Agatha Cristhie, esa maravillosa perrita que
nos acompañó desde hace unos años. Ella llegó a nuestra casa gracias a Glen y
Lili, unas grandes amigas amantes de los
perros, que trabajan con un grupo que rescata perritos de la calle y luego los
pone en adopción. Por las marcas de su cuerpo, una pata delantera rígida por
una fractura y la ausencia de uno de sus dedos de una pata trasera, deduzco que
sufrió mucho mientras estuvo en la calle. La adoptamos, aunque la verdad es que
nosotros fuimos adoptados por ella.
Al llegar a nuestra
casa Agatha nos conquistó, desde el primer momento se embolsilló a Sansón
Francisco, quien creíamos era el escollo más difícil para su estadía. Rápidamente
los dos se hicieron amigos y se compartieron el trabajo de los cuidados de la
casa. A los pocos días de su llegada Agatha escogió lo que sería su cuarto, en
las mañanas ella amanecía tiznada de negro y el lugar, bajo la cocina, donde se
guardaba la leña y carbones amanecía desordenado. Desde entonces allí le
pusimos su cojín. Hace dos años cuando Botero, el hijo de Sansón, llegó a la
casa ella estableció las reglas del juego, a pesar de su pequeño tamaño se
convirtió la jefa de la manada.
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Fotografía. Farid Ayaach |
Era una perrita
pajarera. En las salidas a observar aves, siempre me acompañaba, no me
abandonaba en ningún momento. Cuando me colgaba los binoculares al cuello ella
ladraba y ladraba hasta que salíamos.
Iba calladita, pisaba suavecito para no hacer ruido y tenía la paciencia de
esperar, eso si, siempre vigilando en silencio.
Fotografía. B. Malavé |
Tenía muchos amigos
en la calle. Todas las tardes visitaba a Pototo y a Chiquitin. Alli Consuelo, Katerina y Giovanna le guardaban una merienda, después regresaba a casa. Con los visitantes era un encanto. Cuando mi
hermana Antonieta venía a visitarnos ella disfrutaba muchísimo, mi hermana
siempre tan consentidora le traia chucherias, pero lo que más disfrutaba era el
cariño.
Un perro no te
pregunta tu nombre ni en qué o quién crees, no le importa tu color de piel ni
tampoco cuantas posesiones tengas. Un perro es un perro y su amor es
incondicional.
Fotografía. Leopoldo Avendaño |
Cuando una mascota
tan querida se va, el dolor es muy fuerte, es como perder a un gran amigo, a un
miembro de la familia. Su partida nos deja un gran vacío.
Agatha estamos
seguros que ahora debes estar corriendo en las sabanas del cielo con Tizón y
Vulcano, con Tabaco, Cotufa y Caramelo,
con Turmalina, Guamita, Sombra y Topi. Tantos amigos que te están esperando,
celebrando tu tiempo en la tierra. Agradecemos que hayas sido parte de nuestra
familia, siempre agadeceremos tu amor y compañía.
En el sitio donde
te colocamos crecerá un jardín con abejas, mariposas y colibríes y, como dijo
el Sr. Jorge al momento de enterrarte: “Nunca te olvidaremos amiga”.
Fotografía. Lili Guralnik |
Cecilia, Adolfo y Beatriz